Comentario
Desde finales del siglo VII y comienzos del siglo VI a. C. el artesanado griego, en general, se ve agitado por una fuerte sacudida que activa sus mentes y agiliza sus ideas. No es una explosión intelectual fulgurante como la de plena época clásica, sino algo tan sencillo como la curiosidad ante cuestiones relacionadas con la estática y el movimiento, con la posibilidad de sostener una construcción de piedra en lugar de una de madera y adobe, con la evolución de las formas.
Si se piensa en las duras condiciones de vida y en la modestia de recursos técnicos de aquella época, hay que descubrirse ante el tesón y el ingenio derrochados, como también ante la capacidad para admitir y corregir errores. Pese al individualismo y el aislamiento entre talleres y escuelas, el artesanado arcaico tuvo conciencia de la necesidad de contribuir al esfuerzo común y ahí radica en buena parte la fuerza y la pujanza del arte de esta época. Arquitectura, escultura y cerámica verán aparecer nuevas formas y temas.